El día 1 de noviembre de 2016, Día de todos los Santos acompañé a mi tía al cementerio a limpiar el panteón familiar de telarañas, tirar las flores de otras ocasiones, y limpiar las Siemprevivas…. Ahí están (entre otros muchos seres queridos), mi madre y mi tía Paquita en una urna verde (yo elegí la de mi madre, y mi madre la de mi tía… y causalmente son iguales!!)… y junto a la urna de mi madre, un nido que cada año crece sobre el ramo de mi boda. Vida y jolgorio junto a su urna… -sonrío porque- a ella le encantaría.
Después de 7 años, sonrío y agradezco la madre que me tocó… y a veces también me emociono y lloro –como ahora-, el dolor pasa con los años, su ausencia es constante. Sin embargo, mi madre me enseñó a entender la muerte como un proceso natural, y a vivir intensamente pese a la muerte de los que más amas. Ella era alegre, y estoy segura de que organizar una fiesta en lugar de un funeral en su nombre, hubiera sido de su agrado.
Una de sus últimas voluntades que dejó escritas en un cuaderno fué que todo fuera a investigación contra el cáncer; pero cuando murió… nadie tenía cuerpo para decirle uno por uno a la gente que no comprase flores; así que al final, había tantas flores que no cabían en el tanatorio. Nos dijo la persona del tanatorio, que nunca le habían llegado tantas flores. Todas esas flores llegaron con amor, pero no eran la voluntad de mi madre. Eso se me quedó grabado.
Ahora, que planifico mi propia despedida recuerdo también lo mal que lo pasaron mi padre y mi hermana cuando el féretro entró en el horno. ¿qué necesidad hay de ver esto?… Si quisiera que me incineren, en mis últimas voluntades, prohibiría la entrada al crematorio de mis seres queridos. Ya les darían una preciosa urna (que yo misma elegiría para que ellos tampoco tengan que pasar por eso)… y que con mis cenizas, hagan lo que quieran… como por ejemplo hagan lo mismo que se hace en la película de Viggo Mortensen: Captain Fantastic, que por cierto os recomiendo como un canto a la libertad de vivir en coherencia con los valores. Yo ahora sé que quiero #sertierra, pero hasta hace poco quería ser incinerada.
Por todo esto que viví, el día 2 de noviembre les mandé a mis primas y hermana un whatsapp para pedirles que por favor, si yo moría antes que ellas, quería un fiesta en mi honor, no un funeral “al uso”.
Les pedí ser enterrada en tierra y/o ser previamente compostada… y que no se hiciera ningún ritual religioso con mis restos presentes. Yo soy una persona muy espiritual, sin embargo, prefiero que las plegarias que se hagan por mi alma se hagan en privado, y mis seres queridos se reúnan para festejar mi vida, no mi muerte.
Se que en otros países se organiza una recepción que se convierte en un banquete y una fiesta… y hace tiempo que leí también que había personas Funeral Planners, que se encargaban de todo para que la familia sólo tuviera que ocuparse de su duelo. Así que pensé, que mi aportación a la sociedad podría ser dar luz y amor a ese momento para que fuera más llevadero para los seres queridos, y ocuparme de que se cumpliesen las últimas voluntades de la persona fallecida.
FUNERAL PLANNER
Tras meses dándole vueltas, creé ultimafiesta.com, una productora de eventos póstumos en la que nos dedicamos a dar servicios no funerarios en esta línea, y ofrecemos asesoría legal, acompañamiento en el duelo, planificación y producción de eventos singulares para celebrar la vida en el momento de la muerte.
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